En silencio al horror, de Miriam Aparicio
Yacía en el suelo el cuerpo de Delmira Agustini. Su vestido blanco manchado de sangre tapizaba la superficie de madera. Frente a la ventana un escritorio abandonado acompañaba su alma corrompida. El vientre tintado expande el rojo por la fina batista bañando en dolor la alcoba del secreto. Al lado, la silla tumbada que llevó a Enrique a lo más alto de la habitación. Su cuerpo como un péndulo seguía aún en movimiento encima de los pies de Delmira. Y la ventana desnuda asoma al mundo que la obsesión se vistió de amor y la soledad llamó en silencio al horror.
Publicado el 29 abril, 2016 en Blog, Textos de alumnas/os y etiquetado en Miriam Aparicio. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.
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